
La verdad
es que mi profesión poco tiene que ver con el teatro y los musicales, pero
desde pequeña he participado a nivel parroquial en teatros de navidad,
festivales de villancicos, canción misionera, otros musicales que hemos
realizado a nivel diocesano…y cuando me enteré del casting para este musical…me
lo pensé bastante, porque me decía: “yo ya no soy joven como para hacer
musicales”, pero después de un pequeño empujoncito y todo este tiempo que
llevamos haciendo el musical, he descubierto que cada uno es joven en la medida
en que siente esa juventud en su corazón.
Nos lo dijo
Juan Pablo II en Cuatro Vientos en el año 2003 cuando todos los jóvenes allí
reunidos gritábamos: “¡¡El Papa es joven!!”, y él sonriendo nos decía: “Soy un
joven de 83 años”. Así que si Juan Pablo II se sentía joven… ¿cómo no me voy a
sentir yo?
Para mí,
esta experiencia que me está brindando el musical es indescriptible, porque…cada
vez que me subo a un escenario, aparecen los nervios como si fuera la primera
representación, ya que sentir que soy transmisora del mensaje del mismo Juan
Pablo II y del mismo Cristo…¡¡¡ufff!!! No sé explicarlo con palabras.
Eso sí, he
de decir que me siento testigo de Cristo, piedra viva de la Iglesia y parte de
esta gran familia que formamos todos los componentes de este gran musical.
Muchas
gracias a todos los que habéis hecho posible todo esto y a todos los que nos
veis en cada representación allá donde vamos con este gran musical.
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