lunes, 21 de octubre de 2013

CRÍTICA TEATRAL DEL MUSICAL EN VOCESDECUENCA.ES

El Teatro Auditorio de Cuenca ha acogido este fin de semana las tres últimas representaciones de este espectáculo que se estrenó en enero de 2011

Por J.J. Domínguez (Vocesdecuenca.es)
FICHA TÉCNICA: NO TENGÁIS MIEDO: El Musical de Juan Pablo II
Guión: Águeda Lucas
Temas Musicales: Letras de Águeda Lucas con música de Julián Huete, José A. Fernández, Miguel A. Caballero, Juan F. Morán, María Valverde, Saúl Contreras y Á. Lucas.
Dirección y Producción: José Antonio Fernández.
Dirección de Orquesta: Miguel A. Caballero.
Coreografías: Verónica Mancheño.
Reparto: (actores principales): Iñaki Serrano (Karol); Alicia Romeo (Ania); Jesús Mancheño (padre); Santi Benito (Jaurek); Fernando Fernández (Cardenal Wyszynsky); y Ángel Mazarío (Secretario Dziwisz). Consulta aquí el elenco completo. 
Lugar y función:  Sala 1 del Teatro-Auditorio de Cuenca, 19 de octubre (17:00 y 20:30 horas) y 20 de octubre (18:00 horas). Localidades: 10 euros
Otros datos: La primera función, a la que corresponde esta crítica, contó con la presencia del nuncio del Papa en España, Renzo Fratini, que estuvo acompañado del obispo de Cuenca, José María Yanguas.

El 8 de enero de 2011 se estrenaba en el Auditorio de Cuenca el teatro musical sobre la vida del Papa Juan Pablo II 'No tengáis miedo'. El espectáculo no sólo conseguía alcanzar sendos llenos en sus tres primeras funciones sino que también lograba asombrar con una propuesta conmovedora, tan divertida como profunda, repleta de momentos brillantes.

Desde entonces, esta obra ha sido vista por miles de personas en una gira que ha tenido paradas tan importantes como la Jornada Mundial de la Juventud de Madrid y la ciudad polaca de Cracovia. Creada y puesta en escena por más de un centenar de conquenses vinculados a parroquias de la Diócesis, en su mayoría jóvenes y amateurs, ha llevado el nombre de Cuenca por más de una veintena de ciudades españolas y europeas.

Una aventura que ponía su fin este fin de semana en el lugar donde arrancaba ante el público. 'No tengáis miedo' ha representado este sábado y domingo las que según lo previsto son sus tres últimas sesiones. Y en su vuelta al Auditorio, con repetido éxito en la venta de entradas, ha demostrado que el proyecto ha resistido más que bien el pas del tiempo. Le ha sentado estupendamente, como a los buenos vinos.  El espectáculo mantiene esa frescura casi näif que consigue contagiar entusiasmo y fiesta desde el escenario al patio de butaca, pero ha conseguido pulir errores para ganar en solidez, atractivo visual y capacidad para comunicar y emocionar. 

La obra, para el que no la conozca a estas alturas, es una suerte de biopic de Karol Woytila confeccionado a base de trece canciones y diálogos. Concretamente, narra el período comprendido entre la marcha de su hermano Edmund a la universidad hasta poco después del inicio de su Pontificado como obispo de Roma en octubre de 1978. De manera cronológica se van presentando hitos de su biografía: la muerte de su hermano, su participación en un grupo de teatro, la ocupación nazi y el comunista, su decisión de convertirse en sacerdote, su etapa como profesor universitario y la llegada a Roma. Un breve resumen en texto al inicio de la representación y localizadores al inicio de cada escena ayudan a que el público entienda mejor qué hecho se está narrando.

Los hechos se nos cuentan con un respeto a los datos no se hace notar ni lentifica el espectáculo o lo hace más aburrido, pero que están ahí como una sólida base. No es un sesudo documental de historia ni de teología: es un espectáculo festivo, musical y ligero; pero que no por ello se da de tortas con el rigor histórico ni se permite gazapos.

En realidad, estos episodios biográficos no son más que una excusa para reflexionar sobre los valores del biografiado y sobre los grandes asuntos vitales de la existencia. El teatro, la relación entre Fe y Razón, las relaciones humanas y políticas, la libertad, la educación, las desgracias personales... todo se pasa por el particular tamiz de esta 'compañía'.

El musical, es evidente, es un relato de la vida de Juan Pablo II, pero puede leerse más allá de éste. 'Te has marchado', por ejemplo, es una certera expresión de ese dolor desconcertado que atenaza, por encima de credos y personas, ante la muerte de un ser querido (“Nunca vemos justo que la tierra/ a un alma tan joven esté llamando”, reza su letra). 'Es difícil no quererte' refleja con intensidad la frustración del enamorado no correspondido y 'Luchar con Amor' es todo un himno sobre la injusticia y los desastres de la humanidad.
Una canción cuya puesta en escena va acompañada por sobrecogedoras fotografías de campos de concentración nazi; todo un acierto visual y conceptual.

Por tanto, el musical es sobre todo un retrato de cualquier alma humana, con sus debilidades, errores y grandezas. A partir de un personaje extraordinario configura un homenaje a la persona, a cualquier persona. Es un canto a la vida que no obvia las tinieblas y la vulnerabilidad pero que a la vez ensalza la alegría, la esperanza y la plenitud de amar y ser amado.

Y es que ese humanismo que rezuma toda la representación desemboca en una visión cristiana y católica de la realidad, poniendo a Juan Pablo II como paradigma de esa pasión por la vida que nace de su Fe en Dios y de su fidelidad a la Iglesia. La obra no oculta ese intención catequética aunque consigue hacerla atractiva y aceptable para todo tipo de público. Como ya escribimos en Vocesdecuenca.es tras su estreno, esta obra encadena con la larga tradición de las vidas de santos, aunque en este caso se trate de “una hagiografía 2.0 con saltos a lo Grease y solos de guitarra eléctrica”.

Una de las características más notables de 'No tengáis miedo' es su capacidad para contar todo ello de una forma natural en su hilo narrativo y sin perder nunca su condición de espectacular ópera rock. El cancionero de la obra, compuesto por autores conquenses, es un muestrario heterogéneo y brillante de piezas que incluyen influencias que van desde el pop o la salsa a la música culta sacra. 'El teatro', 'Fe y razón' y 'Tengo muchas cosas que contaros' son más que deliciosas piezas.

Una noria de emociones e intensidades de la que el espectador no quiere bajarse en las algo menos dos horas que dura la propuesta. En ello, además de letras, partituras y coreografías, tiene mucho que ver la soberbia interpretación que hace unos completos e inspirados coros y orquesta. 'No tengáis miedo' se sostiene en la música y el canto por encima de la interpretación pura de texto, como suele suceder con otros teatros musicales.

El actor y cantante que encarna al protagonista, Iñaki Serrano, desarrolla un trabajo impresionante en ambos roles. Una presencia que colma el escenario y una voz potente y bien utilizada que no deja indiferente al público.

Tampoco es menor la importancia de la escenografía y la puesta en escena, con varias soluciones muy audaces. Otra vez volvió a cautivar al público la inspirada idea de partir en dos el escenario en la escena en la que se dramatiza el cónclave del que saldría el primer papa polaco de la historia, con un escenario partido en dos a un lado y otro de la Basílica de San Pedro. Dos acciones simultáneas llenas de atractivo visual y sonoro por la conjunción de vestuario, notas y audiovisuales que culminan con ese 'Habemus Papam' que seguramente sea una de las canciones más pegadizas de toda la obra. Cuando suena, el público ya está completamente integrado en la propuesta que desde el escenario les regalan y la cuarta pared ha dejado de existir, ya no hay fronteras con el patio de butacas.

La canción homónima del espectáculo pone el más que digno broche final. Toda una declaración de intenciones en el fondo y en la forma. “Él ve lo que vosotros/ no habéis visto/ el amor vence al temor/ No tengáis miedo”, se canta con energía, como si de una frase lapidaria que cerrara un testamento se tratara.

Lo cierto es que con esta despedida repleta de emociones y sentimientos,  los artífices de 'No tengáis miedo' nos regalaron a los espectadores un legado difícil de olvidar. Nos hicieron cantar, bailar, pensar y conmovernos. Nos dejaron ahítos de talento y esfuerzo; de energía y reflexión; de risas y pensamientos. Desde luego que, como dice otro de los temas de su musical, saben “crear y creer”.


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