El Teatro Auditorio de Cuenca ha acogido este fin de semana
las tres últimas representaciones de este espectáculo que se estrenó en enero
de 2011
Por J.J. Domínguez (Vocesdecuenca.es)
FICHA TÉCNICA: NO TENGÁIS MIEDO: El Musical de Juan Pablo II
Guión: Águeda Lucas
Temas Musicales: Letras de Águeda Lucas con música de Julián Huete, José A. Fernández, Miguel A. Caballero, Juan F. Morán, María Valverde, Saúl Contreras y Á. Lucas.
Dirección y Producción: José Antonio Fernández.
Dirección de Orquesta: Miguel A. Caballero.
Coreografías: Verónica Mancheño.
Guión: Águeda Lucas
Temas Musicales: Letras de Águeda Lucas con música de Julián Huete, José A. Fernández, Miguel A. Caballero, Juan F. Morán, María Valverde, Saúl Contreras y Á. Lucas.
Dirección y Producción: José Antonio Fernández.
Dirección de Orquesta: Miguel A. Caballero.
Coreografías: Verónica Mancheño.
Reparto: (actores principales): Iñaki Serrano (Karol);
Alicia Romeo (Ania); Jesús Mancheño (padre); Santi Benito (Jaurek); Fernando
Fernández (Cardenal Wyszynsky); y Ángel Mazarío (Secretario Dziwisz). Consulta aquí
el elenco completo.
Lugar y función: Sala 1 del Teatro-Auditorio de
Cuenca, 19 de octubre (17:00 y 20:30 horas) y 20 de octubre (18:00 horas).
Localidades: 10 euros
Otros datos: La primera función, a la que corresponde esta crítica, contó con la presencia del nuncio del Papa en España, Renzo Fratini, que estuvo acompañado del obispo de Cuenca, José María Yanguas.
Otros datos: La primera función, a la que corresponde esta crítica, contó con la presencia del nuncio del Papa en España, Renzo Fratini, que estuvo acompañado del obispo de Cuenca, José María Yanguas.
El 8 de enero
de 2011 se estrenaba en el Auditorio de Cuenca el teatro musical sobre la vida
del Papa Juan Pablo II 'No tengáis miedo'. El espectáculo no
sólo conseguía alcanzar sendos llenos en sus tres primeras funciones sino que
también lograba asombrar con una propuesta conmovedora, tan divertida como
profunda, repleta de momentos brillantes.
Desde entonces, esta obra ha sido vista por miles de
personas en una gira que ha tenido paradas tan importantes como la
Jornada Mundial de la Juventud de Madrid y la ciudad polaca de
Cracovia. Creada y puesta en escena por más de un centenar de conquenses
vinculados a parroquias de la Diócesis, en su mayoría jóvenes y amateurs, ha
llevado el nombre de Cuenca por más de una veintena de ciudades españolas y
europeas.
Una aventura que ponía su fin este fin de semana en el lugar
donde arrancaba ante el público. 'No tengáis miedo' ha representado este sábado
y domingo las que según lo previsto son sus tres últimas sesiones. Y en su
vuelta al Auditorio, con repetido éxito en la venta de entradas, ha demostrado
que el proyecto ha resistido más que bien el pas del tiempo. Le ha sentado
estupendamente, como a los buenos vinos. El espectáculo mantiene esa
frescura casi näif que consigue contagiar entusiasmo y fiesta desde el
escenario al patio de butaca, pero ha conseguido pulir errores para ganar en
solidez, atractivo visual y capacidad para comunicar y emocionar.
La obra, para el que no la conozca a estas alturas, es una
suerte de biopic de Karol Woytila confeccionado a base de trece canciones y
diálogos. Concretamente, narra el período comprendido entre la marcha de su
hermano Edmund a la universidad hasta poco después del inicio de su Pontificado
como obispo de Roma en octubre de 1978. De manera cronológica se van
presentando hitos de su biografía: la muerte de su hermano, su participación en
un grupo de teatro, la ocupación nazi y el comunista, su decisión de
convertirse en sacerdote, su etapa como profesor universitario y la llegada a
Roma. Un breve resumen en texto al inicio de la representación y localizadores
al inicio de cada escena ayudan a que el público entienda mejor qué hecho se
está narrando.
Los hechos se nos cuentan con un respeto a los datos no se
hace notar ni lentifica el espectáculo o lo hace más aburrido, pero que están
ahí como una sólida base. No es un sesudo documental de historia ni de
teología: es un espectáculo festivo, musical y ligero; pero que no por ello se
da de tortas con el rigor histórico ni se permite gazapos.
En realidad, estos episodios biográficos no son más que una
excusa para reflexionar sobre los valores del biografiado y sobre los grandes
asuntos vitales de la existencia. El teatro, la relación entre Fe y Razón, las
relaciones humanas y políticas, la libertad, la educación, las desgracias
personales... todo se pasa por el particular tamiz de esta 'compañía'.
El musical, es evidente, es un relato de la vida de Juan
Pablo II, pero puede leerse más allá de éste. 'Te has marchado', por ejemplo,
es una certera expresión de ese dolor desconcertado que atenaza, por encima de
credos y personas, ante la muerte de un ser querido (“Nunca vemos justo que la
tierra/ a un alma tan joven esté llamando”, reza su letra). 'Es difícil no
quererte' refleja con intensidad la frustración del enamorado no correspondido
y 'Luchar con Amor' es todo un himno sobre la injusticia y los desastres de la
humanidad.
Una canción cuya puesta en escena va acompañada por
sobrecogedoras fotografías de campos de concentración nazi; todo un acierto
visual y conceptual.
Por tanto, el musical es sobre todo un retrato de cualquier
alma humana, con sus debilidades, errores y grandezas. A partir de un personaje
extraordinario configura un homenaje a la persona, a cualquier persona. Es un
canto a la vida que no obvia las tinieblas y la vulnerabilidad pero que a la
vez ensalza la alegría, la esperanza y la plenitud de amar y ser amado.
Y es que ese humanismo que rezuma toda la representación
desemboca en una visión cristiana y católica de la realidad, poniendo a Juan
Pablo II como paradigma de esa pasión por la vida que nace de su Fe en Dios y
de su fidelidad a la Iglesia. La obra no oculta ese intención catequética
aunque consigue hacerla atractiva y aceptable para todo tipo de público. Como
ya escribimos en Vocesdecuenca.es tras su estreno, esta obra encadena con la
larga tradición de las vidas de santos, aunque en este caso se trate de “una
hagiografía 2.0 con saltos a lo Grease y solos de guitarra eléctrica”.
Una de las características más notables de 'No tengáis
miedo' es su capacidad para contar todo ello de una forma natural en su hilo
narrativo y sin perder nunca su condición de espectacular ópera rock. El
cancionero de la obra, compuesto por autores conquenses, es un muestrario
heterogéneo y brillante de piezas que incluyen influencias que van desde el pop
o la salsa a la música culta sacra. 'El teatro', 'Fe y razón' y 'Tengo muchas
cosas que contaros' son más que deliciosas piezas.
Una noria de emociones e intensidades de la que el
espectador no quiere bajarse en las algo menos dos horas que dura la propuesta.
En ello, además de letras, partituras y coreografías, tiene mucho que ver la
soberbia interpretación que hace unos completos e inspirados coros y orquesta.
'No tengáis miedo' se sostiene en la música y el canto por encima de la
interpretación pura de texto, como suele suceder con otros teatros musicales.
El actor y cantante que encarna al protagonista, Iñaki
Serrano, desarrolla un trabajo impresionante en ambos roles. Una presencia que
colma el escenario y una voz potente y bien utilizada que no deja indiferente
al público.
Tampoco es menor la importancia de la escenografía y la
puesta en escena, con varias soluciones muy audaces. Otra vez volvió a cautivar
al público la inspirada idea de partir en dos el escenario en la escena en la
que se dramatiza el cónclave del que saldría el primer papa polaco de la
historia, con un escenario partido en dos a un lado y otro de la Basílica de
San Pedro. Dos acciones simultáneas llenas de atractivo visual y sonoro por la
conjunción de vestuario, notas y audiovisuales que culminan con ese 'Habemus
Papam' que seguramente sea una de las canciones más pegadizas de toda la obra.
Cuando suena, el público ya está completamente integrado en la propuesta que
desde el escenario les regalan y la cuarta pared ha dejado de existir, ya no
hay fronteras con el patio de butacas.
La canción homónima del espectáculo pone el más que digno
broche final. Toda una declaración de intenciones en el fondo y en la forma.
“Él ve lo que vosotros/ no habéis visto/ el amor vence al temor/ No tengáis
miedo”, se canta con energía, como si de una frase lapidaria que cerrara un
testamento se tratara.
Lo cierto es que con esta despedida repleta de emociones y
sentimientos, los artífices de 'No tengáis miedo' nos regalaron a los
espectadores un legado difícil de olvidar. Nos hicieron cantar, bailar, pensar
y conmovernos. Nos dejaron ahítos de talento y esfuerzo; de energía y
reflexión; de risas y pensamientos. Desde luego que, como dice otro de los
temas de su musical, saben “crear y creer”.
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